martes, 28 de septiembre de 2010

Temblorcita y el gigante



Nosotros elegimos este cuento porque es una de las mejores además de que maneja un valor muy importante que es la amistad y que se puede contar desde pequeños hasta adultos ya que es muy interesante.
Planteamiento:
Había una vez un gigante que vivía solo en el campo, en una vieja casa llena de corrientes de aire por todos  lados.
Era muy cascarrabias por eso, no tenía amigos.
El frío invierno lo veía pasar frente a la chimenea pensando en aquellos viejos tiempos en que los gigantes lo controlaban todo.



Un sombrío día, la nieve caía sin descanso .El gigante abrió la puerta con la esperanza de encontrar un poco de acción. O tal vez, algún viejo amigo vendría  de repente a visitarlo…
El gigante no se dio cuenta de que una ratoncita acababa de colarse por la puerta. Y la ratoncita, en su afán por buscar un poco de calorcito, tampoco se dio cuenta de  que  no era un,  promontorio por donde acababa de pasar corriendo… ¡era el pie de un gigante!

Fue un poco más tarde que la ratoncita  comprendió donde se hallaba; por extraño k le pareciera, compartía la casa nada más y nada menos que con ¡un gigante! Esta idea la hizo temblar .Lo mejor sería, pasar desapercibida.
Pero ocurrió  que el gigante dejo caer un delicioso bocado de queso. La ratoncita no  pudo resistir y se aproximó corriendo.
Cuando el gigante vio pasar veloz ala ratoncita, agarro su bastón !PUM! le asesto tremendo golpe. “¡Detesto a los ratones!”, dijo enojado, al errar el blanco.
Rápidamente la ratoncita  se escondió en el primer lugar que encontró a su paso: el cajón  para la leña. Allí dentro, tembló y tembló de tantísimo miedo que tenía.

La ratoncita estaba ¡muerta de hambre! Al día siguiente .Al fin, se atrevió a salir  a buscar comida pero el gigante… la estaba esperando.
Antes  de que la ratoncita comprendiera lo que estaba pasando, el gigante le había arrojado, un escobazo, fuera de la casa. Luego  cerró la puerta.
“¡Vete de aquí y nos e te ocurra volver!”, gruño el gigante.


Tan complacido estaba el gigante de volver a tener la casa para él solo, que hasta se preparó una cena especial.
Después se sentó  a comer la sopa de col con pan y queso. En ese momento noto que el viento soplaba fuertemente. Aunque estaba sentado  muy cerca de la chimenea, podía sentir que minuto a minuto el frio empeoraba.
Había preparado su cena favorita y sin embargo, acababa de perder por completo su apetito.

Clímax:

Entre más silbaba el viento, mas pensaba  el gigante en  ese pobre animalito que tal vez moriría de frio.
Entonces decidió abrir la puerta .Allí estaba la ratoncita todavía, amoratada de frio y temblando asustada.
El gigante, recogió ala temblorosa entre sus enormes manos, la llevo a dentro.



Desenlace:
“Te llamaré temblorcito”, dijo el gigante  mientras la depositaba cuidadosamente junto a la chimenea.
Luego el gigante le hizo una camita. Utilizó una caja de cartón y un cómodo almohadón.Al lado coloco una mesita con un diminuto plato y un  dedal. Así  Temblorcita ya  no tendría que buscar migajas en el suelo, pues juntos compartirían las comidas.
Temblorcita y el gigante  pasaron el resto del invierno  juntos a salvo del  frio .¡Como  hace de bien la presencia de un amigo!.


Hecho por: Cabrera Escobar Selene Belen

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